jueves, 18 de septiembre de 2008

La familia de Lorca cede y deja en manos del juez la exhumación

Los descendientes ceden al deseo de exhumación forzados por la predisposición del juez a autorizar la apertura de fosas aunque consideran que una autorización parcial "desvirtúa" la historia.

El camino para que los restos del poeta Federico García Lorca sean exhumados ha quedado despejado a la espera de la decisión del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. No ha habido un cambio de postura tajante por parte de sus familiares, que siguen reiterando su deseo de que los restos del poeta "reposen para siempre donde están", pero el nuevo escenario creado por la decisión del juez de dignificar la memoria de las víctimas del franquismo les ha llevado a transigir en cierta medida en su legítima aspiración.

Laura García Lorca, sobrina del poeta, se convirtió ayer en la persona más perseguida por los medios de comunicación. La trascendencia de la decisión de la familia de no entorpecer los trabajos de exhumación, si así lo autoriza la Audiencia Nacional, traspasó fronteras. Eso sí, lo que en un principio parecía un consentimiento explícito fue matizado en las múltiples entrevistas concedidas y en un comunicado rubricado por todos los miembros de la familia.

Por delante, el "respeto" a los deseos de todos los familiares de las víctimas para "ejercer su derecho a decidir qué hacer con los restos de sus antepasados", y su apoyo a la iniciativa de "investigar y dar a conocer la identidad y las circunstancias de la muerte de todos los asesinados". Aun así, reiteró el deseo de la familia, "tan legítimo con el de otros familiares", de que se preserve el barranco de Víznar "como lugar de memoria colectiva, pública y civil". El pronunciamiento de la familia del poeta se produjo después de que los descendientes de Dióscoro Galindo, el maestro supuestamente enterrado con Federico, formalizaran el pasado 10 de septiembre su petición de que exhumen los restos.

"No queremos ni podemos oponernos a la decisión judicial pero nuestro sentir sigue siendo el mismo", precisó Laura García Lorca a La Opinión, quien confirmó el deseo de la familia de que, si finalmente se da con los restos del poeta, "se devuelvan al mismo lugar para no desvirtuar la historia". "Hay más de mil muertos en el barranco de Víznar y si sus familiares no los han reclamado es comprensible. Si se abre sólo una fosa es hacer diferencias entre los muertos", precisó la sobrina del poeta quien pide, en caso de efectuarse la exhumación, que no se convierta en un "espectáculo mediático" y se realice con "el máximo respeto, privacidad e intimidad".

Los familiares del poeta no ocultan su malestar por los pronunciamientos críticos con la postura que siempre han defendido. Consideran "infame" la insinuación de que "la defensa de preservar intacto un lugar de memoria sea equiparable a una oposición al estudio riguroso de la Guerra Civil y la represión franquista". "Se ha dado una interpretación muy simplista de lo que significa no querer abrir la fosa con no querer saber. No es equiparable", sostiene la sobrina del poeta. La última palabra la tiene ahora el juez.

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