En Santander vienen siendo habituales las marchas de grupos de extrema derecha. Una fecha tan marcada como la del Alzamiento Nacional no iba a ser menos. Los fascistas aprovecharon la ocasión para marchar por las calles de la ciudad, cargados de banderas preconstitucionales y realizando el saludo a la romana. Y aunque, según puede observarse en las fotos, la convocatoria no fue multitudinaria -ni mucho menos-, es preocupante comprobar que la Ley de la Memoria Histórica siga sin cumplirse en esta ciudad, donde sobrevive la última estatua ecuestre de Francisco Franco.
Mientras otras ciudades retiran los honores al dictador, se deshacen de sus monumentos y cambian los nombres del callejero que le recuerdan, de acuerdo con la Ley de la Memoria Histórica, los ciudadanos de Santander se ven obligados a convivir con la única estatua ecuestre del caudillo que queda en España y, además, con los grupos que se congregan ahí para hacerle honores, gritando consignas y odas.
Según denuncian fuentes de El Plural, la mayoría de los santanderinos se mostró sorprendida por lo que consideraron una “desagradable sorpresa”. Su disgusto no impide, sin embargo, que Santander sea un escenario habitual para estos grupos. La ley, por tanto, sigue sin cumplirse.
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