lunes, 7 de julio de 2008

Pedro J. el psicólogo diagnostica a Zapatero una "disfunción cerebral"

El púlpito dominical desde el que Pedro J. Ramírez vuelve por sus fueros. Si den los últimos tiempos se ha dedicado al acoso y derribo de Mariano Rajoy, ahora vuelve a la carga contra Zapatero y se empeña en diagnosticarle al presidente del Gobierno una disfunción cerebral que le lleva a buscar “filtros, excusas y eufemismos” para no hablar de cosas como “la marcha de la economía y la política lingüística”.

Según explica el director de El Mundo, tras leer un artículo del profesor de psicología de la Universidad de Deusto, Miguel Angel Vadillo, sobre la “disonancia cognitiva”, y se le ocurrió la brillante idea de asociar este concepto al presidente del Gobierno, hasta el punto de concluir que el Zapatero no tiene conexión entre lo que piensan sus dos hemisferios cerebrales.

“Mentir cada dos por tres”
Según el concepto de disonancia cognitiva, cuando una persona mantiene a la vez dos convicciones distintas o contradictorias, o su comportamiento es distinto al que marcan sus convicciones, tiende a buscar soluciones para explicarse ante los demás, pero también ante sí mismo. Pero Pedro J. acusa a Zapatero de “generar nuevas convicciones, desafiando a menudo las leyes de la lógica mediante las más enrevesadas interpretaciones”. Y a la vez que pone un ejemplo, aconseja al presidente: “No puedo creer que soy un hombre sincero y mentir cada dos por tres”.

“Falsedades en la negociación”
Pedro J. afirma sin miramientos que atribuye a Zapatero “un problema crónico de disonancia cognitiva”, y asegura que lo viene haciendo “casi desde que lo conocí hace ocho años”. Por eso mismo le otorga una única virtud: “el buen concepto que tiene de su propia persona”. Pero Pedro J. no da tregua y explica que “si el presidente no se considerara un hombre honesto y un gobernante eficaz” no se vería obligado a usar “las falsedades que rodearon la negociación con ETA” o el “peor comportamiento” de España con sus vecinos “en el catastrófico escenario económico mundial”.

El Holocausto como ejemplo
Pero el director de El Mundo va in crescendo continuo. Asegura que las soluciones más recurrentes de “quienes padecen disonancia cognitiva”, y se sobreentiende que las que él atribuye a Zapatero, son “el negacionismo y el autoengaño”. Y pone un ejemplo escalofriante para ilustrar esta teoría que, no olvidemos dirige contra el presidente del Gobierno. “No es casualidad que la inmensa mayoría de quienes niegan o minimizan la realidad del Holocausto resulten ser al mismo tiempo admiradores de los acusados de haberlo cometido”, escribe Pedro J.

Separación de hemisferios
Centrándose de nuevo en uno de sus temas favoritos, la negociación con ETA, asegura, ni más ni menos, que el cerebro de Zapatero no funciona como debiera. “Durante el proceso de paz con ETA se comportó como si el envío de cartas de extorsión, los actos de kale borroka, el robo de las pistolas o el propio atentado de Barajas fueran episodios sólo percibidos por un mudo hemisferio derecho de su cerebro”, opina Pedro J. para añadir que los “seráficos pronósticos” surgían del izquierdo. Y concreta un poco más en este asunto, al asegurar que “la irresponsabilidad y el amor propio” de Zapatero le llevaron a proseguir “una negociación infame” con la “argumentación absurda de que se lo pedían los mediadores internacionales”.

“El ya imparable Manifiesto por la Lengua Común”
También se muestra muy crítico en los temas que más le duelen a Pedro J. A saber: “la promulgación del nuevo Estatuto catalán” y “el ya imparable Manifiesto por la Lengua Común”. Acusando a Zapatero de creerse “un defensor de la España Constitucional y un paladín de la ampliación de los derechos civiles”, le resulta increíble que pueda dejar “en la cuneta a cientos de miles de familias convertidas en rehenes de la ingeniería social nacionalista”. ¿Es sólo una una coincidencia que, después de poner el Holocausto judío como ejemplo, ahora utilice el término “social nacionalista”, en referencia al Gobierno, tan cercano al nacional socialista del partido de Hitler?

El síndrome de La Moncloa
Finalmente, vuelve a referirse a la situación económica para confirmar su teoría sobre el problema cerebral del presidente. Por lo visto, con su intervención en el pleno del Congreso sobre economía, Zapatero “convirtió durante cinco horas la tribuna” en un laboratorio especializado en esta enfermedad. “El hemisferio izquierdo de su cerebro no dejaba de transmitir -eso sí, con menor elocuencia que de costumbre- mensajes triunfalistas”, asegura Pedro J., para apostar porque el “silente hemisferio derecho” del presidente se encontraba “desconectado del resto de las funciones cognitivas”. Para concluir, Pedro J., orgulloso como debe sentirse ante lo que ha escrito, se regodea y pregunta a sus lectores: “¿A que nunca les habían explicado así de bien el síndrome de La Moncloa?”

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